Hemos jugado y bailado juntos desde hace mucho tiempo, hemos tenido encuentros dónde hemos estado tan cerca que podía sentir tu fría caricia y he estado a punto de entregarme a ti, sin embargo siempre he encontrado algo, a alguien que no me dejaba abrazarte y no me dejaba entregarme a ti, ella. Ella siempre estuvo ahí, tras bambalinas, siendo la directora de mi vida, el rescate que encontraba después de cada función, me reconfortaba después de cada abucheo y me devolvía a tierra después de cada aplauso, ella, siempre ella era quién me mantenía vivo, la que me daba la fuerza para vivir un día más. Hoy no está y me dejó volver a verte, volver a sentir tu presencia oscura y fría a mi lado, has regresado como una vieja amiga, pero has sido tú quien hoy no me ha querido tocar, me has sonreído y me has permitido despedirme, decir lo que reste por decir, pero no hay nada por decir, no hay palabras por soltar. Me di cuenta que me aferraba a la vida por miedo a morir sin ella, pero
Ayer me dijiste cual había sido el motivo de tu partida, eso me alivió la vida no tienes idea cuanto. Después de tu mensaje fui al mar, llevé alcohol, cigarros y miedo, me senté ahí frente a su imponente oscuridad mirando y esperando su llamada, realmente pensé en irme con él, me tome una botella de bacardí y lloré, lloré como hace mucho tiempo no lloraba, prendí un cigarro tras otro y no sé si los fumaba o sólo los dejaba consumirse entre mis dedos, pero justo al final, cuando no me quedaba más alcohol, no había un solo cigarro más y sólo permanecía el miedo en mi, me di cuenta de que tienes razón para irte y que soy yo el del problema, fui yo quien lo arruinó. Me esforcé no tienes ni idea de cuanto por arreglarlo amor. Pero no pude hacerlo a tiempo. Pero sólo después de eso me di cuenta que te había hecho tanto daño que si la noche y su oscuro manto no me llamaban era porque aún me queda vida para verte feliz, para demostrarte que lo mereces todo. Quizá no seamos novios una vez